Este periodo arranca de la cultura de los campos de urnas y condición para su surgimiento fue la existencia de yacimientos de mineral de hierro y de las fundiciones, además de la existencia de minas de sal explotables. De este modo, minería y metalurgia pusieron en marcha una estructura social cada vez más definida: labradores, artesanos, comerciantes, mineros, herreros, etc
Uno de los objetos más característicos son las espadas, primero de bronce y posteriormente de hierro. También aparecieron las fíbulas (hebillas, imperdibles). Al principio, se siguieron enterrando los restos mortales incinerados. Más tarde, se pasó a la inhumación en túmulos. Se extienden los megalitos más complejos. Los enterramientos ya no son colectivos, sino individuales, con ricos ajuares demostrativos del comienzo de una sociedad con distintos niveles de riqueza.
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